Acabamos de abrir una pastelería en el barrio en la que hacemos todo tipo de postres. Sin embargo, vamos a encontrarnos con clientes muy exigentes, que no se van a conformar con cualquier cosa.
¿Quién será capaz de satisfacer a más clientes y así convertir su pastelería en la más famosa de la ciudad?
NOMBRE: ¡Mi Postre Favorito!
MARCA: Edge
PRECIO APROXIMADO: 12-14 euros
INSTRUCCIONES EN CASTELLANO: Sí
EDAD: más de 8 años
Nº DE JUGADORES: 2-5
JUEGO COOPERATIVO: No
RITMO DE JUEGO: Por turnos
DURACIÓN DE LA PARTIDA: 10-40 minutos (depende del número de jugadores)
CARACTERÍSTICAS:
El juego viene en una caja pequeñísima y con una bonita ilustración.
Dentro vienen los dos mazos de carta:
- Cartas de postres: sencillas pero chulas.
- 24 cartas de clientes: cada uno con una imagen diferente, bien hechas.
El conjunto es perfecto para jugar.
FUNCIONAMIENTO:
Preparación:
Se barajan ambos mazos y se destapan 3 cartas de clientes, que se dejan en el centro de la mesa y a cada jugador se le da 3 cartas de postres.
Ya puede empezar el juego.
Las cartas de postres:
Cada carta de postre representa a un postre característico, por lo que aparece la imagen del postre y el nombre. Cada carta es diferente, por lo que no hay dos postres iguales.
Además, en la zona izquierda y también en la inferior aparecen dibujados 1, 2 o 3 ingredientes utilizados para hacer ese postre. Puede haber postres que usen ingredientes parecidos.
La carta de los clientes:
Cada cliente tiene un apodo muy simpático y, en su carta, nos cuenta cuál es su postre favorito. Por tanto, aparece escrito el nombre del postre pero también aparece el desglose de los ingredientes que lo componen. Además, hay clientes que odian algún tipo de ingrediente, por lo que si ocurre esto aparece el ingrediente tachado.
Los clientes pueden ser de 6 diferentes «palos». Los palos vienen en un lado de la carta con un color y un símbolo.
La ronda:
Al principio de la ronda el jugador activo roba una nueva carta de postre y colocamos un nuevo cliente del mazo junto con los que ya están. Podemos hacer tres jugadas diferentes:
- Volver a la cocina:
Se roba una carta de postre y se acaba la ronda.
- Vaciar la bandeja:
Descartamos tantas cartas como queramos y robamos el mismo número. Se acaba la ronda.
- Satisfacer clientes:
Obviamente es la jugada importante.
Se trata de mirar los clientes que tenemos esperando a ser atendidos. Miramos, en primer lugar, si tenemos justo el postre favorito de alguno de los clientes. Si es así, se gasta la carta y se consigue al cliente, que dejamos frente a nosotros en la mesa, y además ganamos como propina una carta nueva de postre, que sube a nuestra mano.
Si no tenemos el postre favorito de ninguno, se puede intentar dar varias cartas de postres hasta conseguir con ellas los ingredientes necesarios indicados en la carta del cliente. Da igual que demos ingredientes de más, lo importante es que estén los que quiere el cliente y, muy importante, que no esté ninguno de los que los clientes odian.
En este caso, descartamos también las cartas gastadas y cogemos la carta de cliente, aunque no robamos ninguna carta extra de postre.
En cada ronda podemos satisfacer hasta a dos clientes.
En todos los casos, al acabar la ronda, si hay dos clientes del mismo «palo», el jugador todavía activo debe descartar una de esas cartas. Esta carta pasa a formar parte del mazo de descarte, que se coloca boca arriba.
En el momento en que ya hay mazo de descarte, el cliente que está a la vista en dicho mazo, por estar arriba, puede ser satisfecho; es como si estuviera en la puerta del local esperando para entrar.
Reglas avanzadas:
A parte del juego básico, ya explicado, se puede jugar añadiendo algunas reglas:
- Robo:
¿A quién no le gusta fastidiar al contrincante? Pues para ello, puedes, en lugar de satisfacer a dos clientes de los que están dentro de la pastelería, puedes satisfacer a un cliente que ya tenga otro jugador. En ese caso se actúa igual que si estuviera en la zona de juego, solo que se lo quitas al jugador.
Si el jugador tiene justo los ingredientes de su cliente, los gasta para no perderlo, En este caso, vuelven a la mano del jugador «atacante» las cartas de ingrediente que iba a gastar y puede igualmente jugar su ronda normal con los clientes que están en la pastelería.
En caso de que lo robe con el postre favorito, el jugador atacado no tiene posibilidad de intentar retenerlo.
En todos los casos, el jugador que ha perdido a un cliente roba una carta de postre como compensación.
- Bufé libre:
Si alguien consigue 4 cartas de un solo ingrediente, las descarta y todos los demás jugadores pierden una carta de cliente ganada, que vuelve al centro de la mesa.
A continuación, el jugador activo roba 3 nuevas cartas de postre y puede satisfacer a 1 cliente.
- Fiesta sorpresa:
En este caso, cuando un jugador satisface a un cliente en su turno con un postre que no es su favorito, cualquier jugador puede decir «¡Sorpresa!» y tirar su postre favorito para robarlo. En este caso este jugador no roba carta extra por usar postre favorito.
Si un cliente tiene dos postres favoritos y dos jugadores las tienen, se lleva el cliente el primero en usar dicha carta.
Final de la partida:
La partida se acaba cuando un jugador tiene 3 clientes del mismo palo o consigue satisfacer a 5 clientes en total.
VALORACIÓN:
Se trata de un juego familiar muy sencillo de aprender, que se juega bien de 2 a 5 jugadores, si bien es más divertido a partir de 3 jugadores.
Es un juego casi de puro azar, ya que no pasa como con otros juegos de cartas de este estilo, como por ejemplo el famoso Virus, reseñado aquí hace tiempo, o el simpático Tempurra, que también reseñamos aquí.
En los juegos mencionados hay cartas que podemos guardar o bien para protegernos de los otros jugadores o bien para gastarlas en el momento adecuado y hacer la mejor jugada.
Por el contrario, en este juego no hay cartas de interacción entre jugadores, por lo que es casi todo cuestión de suerte: que salga un cliente cuyos ingredientes tengas, y eso es casi todo suerte. Por eso este juego puede ir bien cuando queramos algo sencillo o, sobretodo, si jugamos con gente no acostumbrada a los juegos de mesa.
Esto es un punto flojo del juego, pese a que es entretenido de jugar, si bien a veces el jugador debe estar pensando qué cliente satisfacer y con qué cartas, y esta deliberación se puede alargar más si además quiere mirar qué clientes han conseguido los otros jugadores y puede robar.
Sin embargo, también tiene un punto muy positivo, y es que las cartas de cliente pueden cambiar de jugador, pero nunca se pierden, por lo que la duración de la partida es limitada y no hay riesgo de caer en la típica partida en bucle donde no se avanza porque continuamente algún jugador destruye lo que otro ha conseguido.
Por tanto con este juego los niños practican:
- La atención: fijarse bien qué ingredientes tienen y cuáles necesitan.
- Toma de decisiones: es algo secundario, consiste en decidir si gastamos varias cartas en satisfacer un cliente o mejor las guardamos en la mano, a la espera de alguien del que tengamos el postre favorito4
El grado de interacción entre jugadores es relativamente bajo teniendo en cuenta el estilo de juego, ya que se limita a que le puedas robar un cliente a otro jugador o que justo cojan uno que tu querías.
En cuanto a la edad, se puede jugar bien a partir de 8 años, y por supuesto también adultos.
En cuanto a la duración, a más jugadores, más dura la partida, aunque lo normal es que dure unos 25 minutos.
Lo mejor:
- Buen juego para jugar con los no acostumbrados a los juegos de mesa.
Lo más flojo:
- Hay demasiado azar.
Lo recomendamos para:
los que buscan un juego sencillo de cartas.
CALIDAD/ DISEÑO: 7/10
COMPLEJIDAD (PARA EL NIÑO MÁS PEQUEÑO): 6/10
AZAR: 8/10
INTERACCIÓN ENTRE LOS JUGADORES: 6/10
HABILIDAD (MANUAL): 2/10
MEMORIA: 3/10
DIVERSIÓN: 7/10
PUNTUACIÓN TOTAL: BIEN
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