El juego de hoy es diferente a todos los demás, un juego genial para jugar en familia donde uno de nosotros se convertirá en El Maestro y dibujará en el aire un dibujo, que los demás tendremos que intentar plasmar en el papel. Da igual si dibujas bien o mal, porque os aseguro que os vais a divertir. ¿Quién será capaz de adivinar de qué dibujo se trata?
NOMBRE: El Maestro
MARCA: Tranjis Games
PRECIO APROXIMADO: 17-20 €
INSTRUCCIONES EN CASTELLANO: Sí
EDAD: más de 8 años
Nº DE JUGADORES: de 3 a 8
JUEGO COOPERATIVO: No
RITMO DE JUEGO: Todos a la vez
DURACIÓN DE LA PARTIDA: 30 minutos
CARACTERÍSTICAS:
El juego viene en una caja bastante pequeña y con una bonita ilustración. En el interior tenemos un bloc pequeño con un montón de hojas, una serie de partes de cartón que montadas forman un atril, unos lápices, los cartones con un resumen de las señas en una cara y que se doblan y colocan a modo de pantalla, y un montón de cartas (¡140 imágenes!) de un tamaño bastante grande, además de una hoja resumen de señas para el maestro.
El conjunto es sencillo pero más que adecuado, y me ha gustado en especial el atril, que viene muy bien para colocar las cartas sobre él.
FUNCIONAMIENTO:
El juego se divide en 4 rondas, y en cada ronda un jugador es el maestro.
Reparto de material:
Cada jugador coge un lápiz, una hoja y una pantalla. El maestro se coloca donde todos los vean bien, coge el atril, las hojas con el resumen de las señas y coloca una de las cartas en secreto sobre el atril.
Niveles de dificultad de las cartas:
Cada carta tiene un número de estrellas (1, 2 o 3) que marca el nivel de dificultad del dibujo y el número de puntos que puedes conseguir.
El objetivo del juego es:
Ser el jugador con más puntos en 4 rondas, aunque se pueden jugar más, si todos los jugadores así lo deciden al comenzar. Los puntos se consiguen por dibujar bien las figuras, por acertar el nombre de la figura y por ser un buen maestro.
Los gestos:
El maestro debe, en el aire, realizar movimientos con las manos para indicar a los «alumnos» qué deben dibujar. Para ello las láminas traen alguna parte de color rosa, que indica qué elemento hay que describir primero.
Aquí tenemos a Buhína, de casi 6 años, metida en el papel de maestra.
En la versión simple del juego el maestro puede hablar, sin decir formas ni tamaños, para que todos puedan entenderle mejor, pero si todos están familiarizados con los gestos, se puede pasar a la variante más divertida, que es que el maestro no puede decir nada.
Así, además de las figuras geométricas, que todos sabemos trazar en el aire (un cuadrado, rombo, triángulo…) hay gestos para indicar encima de, debajo de, dentro, fuera… que tendremos que aprender, aunque son sencillos.
Cada jugador dibujará lo que pueda, pero en secreto para que nadie le copie, usando la pantalla.
El resultado:
Los jugadores, además de dibujar, deben intentar averiguar qué es el dibujo y escribirlo. Una vez el maestro ha acabado, se revela la carta. Ahora llega la parte más divertida, donde veremos el resultado de todos los jugadores.
Vamos a ver el resultado…
El maestro dará 2 puntos al mejor dibujo y 1 al segundo mejor.
Cada palabra dará al jugador 1 punto si el maestro considera que lo escrito define la obra.
Si dos jugadores escriben la misma palabra, aunque no corresponda con lo dibujado, ambos ganan dos puntos.
Menudos gatos nos han salido…
A alguno le ha salido mejor en esta…
También el maestro recibe puntos, que son los indicados en la tarjeta:
- 2 puntos si habló.
- 3 puntos si no habló y al menos un jugador acierta las 2 palabras, si no solo 2 puntos.
- Regla añadida de nuestra parte: si nadie acierta ninguna palabra, el maestro no ha sabido explicarse bien, por lo que se lleva 1 punto si no habló y 0 puntos si habló.
Ahora se elije a un nuevo maestro y comienza la siguiente ronda.
VALORACIÓN:
Se trata de un juego diferente y original, además muy adecuado para jugar en familia. Lo que más cuesta es aprender algunos gestos, aunque no son complicados y en un par de partidas ya los conoces. Eso sí, hay dibujos chunguísimos también.
Con este juego nuestros niños practican:
- Atención: fundamental para saber qué hacer, hay que mirar al maestro y no perder ni un detalle.
- Orientación espacial: para saber qué dibujar y dónde.
- Planificación: en el caso del maestro, para decidir los pasos en los que va a describir el objeto y cómo va a organizarse.
- Expresarse por signos: todo un reto para los peques, no poder hablar para transmitir una información.
- ¡Tolerancia a la frustración!: en todos los juegos hay, pero en este más, tanto del maestro, al ver que no consigue transmitir el dibujo, como a los demás jugadores. De hecho no será raro que al desvelarse la carta algún jugador se queje de cómo el maestro ha hecho los gestos.
Lo que tiene de bueno este juego es que según con quién se juegue se pueden coger imágenes más sencillas o hacerlo hablado.
En nuestro caso, cuando nuestra hija Buhína, de casi 6 años, hace de maestro, yo voy describiendo los gestos que hace para comprobar que efectivamente está haciendo el gesto que ella pretende.
Con respecto a la edad, aunque en la caja pone 8 años, con un niño de 7 se puede jugar con bastante facilidad. De hecho con nosotros juega nuestra hija de casi 6 años y lo hace bastante bien desde la primera partida.
Un punto negativo es que si se juega mucho quizá uno acabe aprendiéndose las cartas, de tal manera que enseguida uno recuerde por los gestos qué dibujo era, pero eso es fácil de solucionar porque hay gran cantidad de tarjetas, la clave está en apartar las que se van gastando.
Otra aparente pega es que a algunas personas este tipo de juegos pueden no gustarles, sobre todo a los que no son muy aficionados a dibujar, pero una vez se ponen a jugar se les pasará rápido porque y sin duda lo van a disfrutar.
Porque se trata de un juego muy divertido. A los niños lo que más les gusta es hacer de profesor, pero también es divertido cuando somos alumnos, sobre todo porque según avanza el dibujo cada vez estás mas intrigado por saber qué narices debe de ser el dibujo. Además, cuando se desvela el dibujo y vemos los «churros» que hemos hecho algunos, nos partimos de la risa, además de los divertidos nombres que ponemos cuando no sabemos bien qué es ese dibujo (robot sin cabeza, oveja mutante…)
En cuanto a la duración, depende de lo atentos que estén los niños, ya que a veces el maestro debe repetir algunos pasos porque no todos miran, pero en media hora se suele acabar la partida.
En cuanto al número de jugadores como todos dibujan a la vez no influye apenas que sean muchos o pocos, aunque a más jugadores más divertido es. El tope en teoría es 5, aunque realmente se podría jugar a más de 5 jugadores, poniendo alguna ronda más de profesor.
CALIDAD/ DISEÑO: 7/10
COMPLEJIDAD (PARA EL NIÑO MÁS PEQUEÑO): 6/10
AZAR: 4/10
HABILIDAD (MANUAL): 8/10
MEMORIA: 0/10
DIVERSIÓN: 7/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 7/10 (un notable a un juego diferente)
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