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Hoy traemos una entrada diferente, no es una reseña de un juego de mesa, ya que he decidido hacer una serie de entradas (sin dejar las de juegos, claro), sobre la extraordinaria aventura de ser familia numerosa. Vamos a empezar por lo que más me llama la atención: la fijación de la gente.

Pues sí, la gente siente una fijación especial por las familias numerosas. Sales a la calle, y enseguida tienes a alguien mirando fijamente o cuchicheando sin ningún tipo de disimulo. Algunos incluso ponen cara de susto, como si tuviéramos algún tipo de deformidad en la cara. Y lo mejor es que a veces los comentarios que piensan te los hacen a la cara, cuando son completos desconocidos. Parece ser que, ante una familia numerosa (y hablo de 4 hijos, no de 8 o 10, sino «solo» de 4) la gente siente la necesidad de interpretarte la vida o justificar tu situación.

Entonces, como nosotros queremos parecer personas normales y agradables, no contestamos como desearíamos y tenemos que sonreír y mover la cabeza, o decir cualquier frase de menos de 6 palabras, ya que muchos de tus interlocutores no desean una respuesta larga.

Pues hoy me apetece contestar de verdad a esas preguntas o rotundas afirmaciones que a veces nos hacen. Aquí van algunos de los mitos o suposiciones sobre las familias numerosas:

  • Claro, debéis de tener mucho dinero, así yo también tendría más hijos.

Tanto mi mujer como yo tenemos la suerte de tener trabajo estable, pero nuestros sueldos son normalitos. Llega una reparación de un coche o entra un seguro, y ese mes la cuenta ya está temblando, entre otras cosas porque tenemos ahorros=0. No nos plantearemos en la vida comprarnos una segunda vivienda para veranear, y cambiarnos de casa parece una utopía. Es decir, aunque no nos falta de nada, no nadamos en la abundancia, y no es una queja, en absoluto, yo estoy muy contento con nuestra situación y pienso que es bueno que los hijos vivan esto con normalidad, ya que las sociedad les empuja a tener y a consumir. Frente a esta sociedad consumista, una familia numerosa es una estupenda medicina para los hijos.

¿Y sabéis qué es lo curioso? Que nuestra situación con dos hijos no era mucho mejor, sino que hemos aprendido a vivir con el mismo sueldo, aunque también es cierto que hemos intentado tener algunos ingresos más. Lo fundamental es que te sientes libre y te dejas de complejos. Por ejemplo, no tengo problema en decir que el carro de bebé que tenemos ahora para Lele nos lo han dado y ha pasado ya por 2 o 3 niños antes de llegar a nosotros, igual que algunas de las sillitas de coche y que las dos bicicletas que tienen nuestras niñas mayores. El moisés que usamos para Lele cuando nació, al igual que la cuna de ahora, son las que usaron sus otras tres hermanas, y no tengo ningún problema en eso. De hecho, fijaos en lo que voy a decir: no creo que mi cuarta hija sea menos feliz que la primera por no haber estrenado trona (bueno, sí que estrena, tiramos la vieja porque nos dieron una que estaba muy bien), cuna o carro.

  • Tenéis una casa grande.

Es cierto que hay familias numerosas con casas grandes, pero la nuestra tiene 90 metros cuadrados y 3 habitaciones, en la que vivimos los seis. Queremos meter a las 4 niñas en la misma habitación, lo que implica que no cabe ningún tipo de mesa o escritorio y que, cuando el nido está sacado, no hay sitio para nada más en la habitación. Tenemos otra habitación, que usamos para jugar y que es la vergüenza de las habitaciones pequeñas. Si metemos una cama, ya no cabe nada más.

Aún así, vivimos muy bien en nuestra casa, a todos nos encanta, porque hemos aprovechado el espacio al máximo, además de agujerear un montón de paredes para sacar más armarios, pero cuando más nos gusta es sobre todo en primavera y verano, cuando podemos echar mano de la terraza para que jueguen las niñas.

  • Tenéis muy buen horario laboral.

Pues sí, en eso hemos tenido mucha suerte y tanto Anna como yo tenemos un horario que nos permite disfrutar de la familia, pero conozco muchas familias numerosas en las que eso no pasa. Además, ¿quién ha dicho que, como tengo mucho tiempo libre, quiera gastarlo ampliando la familia? ¿Que no hay más formas de gastar el tiempo libre? Además, se gasta el mismo tiempo en cuidar de 2 que de 3 o 4, son las mismas horas al día. Si tu horario te permite criar a dos hijos, también puedes criar a tres.

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  • No tenéis estudios y claro, esto os pasa por incultos.

No es por alardear, pero tanto mi mujer como yo tenemos formación universitaria; ella además dos especialidades, y yo tengo un máster y la parte docente del doctorado, que no pude continuar por tema logístico. Es decir, algo de cultura tenemos…

  • No tenéis ni idea de una cosa que se llaman métodos anticonceptivos.

Mi mujer es matrona y, por tanto, conoce todos los medios anticonceptivos habidos y por haber, porque eso entra dentro de la formación académica que recibió. Es más, tiene un conocimiento absoluto de su cuerpo y sabe el día que ovula y, a veces, hasta de qué ovario. Pero aunque una no sea matrona ni médico, hoy en día hay información de sobra como para saber cómo no tener hijos.

  • Os gustan mucho los niños.

Esta es la monda, y nos la han dicho muchas veces.

A ver… Yo conozco gente a la que le encantan los perros. ¿Y tiene 4? No. Tiene 1 o 2. Y gente a la que le encanta esquiar, ¿y esquía cuatro meses al año? No, van una semana, como mucho al año. ¿Cuánto me tienen que gustar los niños para no tener suficiente con 2, ni con 3?

Es decir, que nuestro bebé cumple un año y por fin lo destetamos y lo mandamos a dormir con las hermanas, recuperando por fin nuestro cuarto, y entonces nos decimos: «ay, cómo hecho de menos la lactancia y las levantadas en medio de la noche, qué solos estamos en la habitación, vamos a tener otro». Pues no, señora, no van por ahí los tiros.
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  • Seréis religiosos, ¿no?

Pues aunque no tiene una relación directa, sí es cierto que las familias que viven (vivimos) la fe son (somos) más proclives a tener una descendencia más numerosa. ¿El motivo? Sencillo. Porque vemos a los hijos como un regalo, como un don, y por eso los acogemos con mayor generosidad y no echamos tanta mano de la calculadora a la hora de «¿y cuando vayan a la universidad? ¿y cuando necesiten dinero para salir con sus amigos? ¿Y cuando necesiten ropa de marca igual que sus amigos para no sentirse diferentes?».

No es que nosotros «hagamos» niños porque es nuestro «derecho» y entra en nuestra «planificación milimétrica» que hemos hecho de nuestra vida, sino que lo vemos más como que «alguien» que está por encima de nosotros ha tenido a bien confiarnos a un hijo suyo, para que lo cuidemos, lo criemos y lo amemos, y eso, señores, es sencillamente maravilloso y, por eso, al menos en nuestro caso, nos hizo tanta ilusión el primer nacimiento que el cuarto. Rectifico: nos hizo más ilusión el cuarto nacimiento, porque con la primera hija, como les pasa a muchos, estábamos en parte asustados de pensar cuánto nos iba a cambiar la vida. Pues, señores, de 2 a 3 no cambia la vida, y de 3 a 4 tampoco.

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  • Uff, estaréis muy entretenidos, ¿no?

Pues no más que los que tienen 1 o 2 hijos. Aunque mi vida desde que me casé ha sido una absoluta maravilla, el tiempo, por así decirlo, más duro, fue cuando solo teníamos una hija y esta tenía entre 9 meses y año y medio. Ahí sí que estábamos entretenidos, porque nos tenía casi esclavizados. Sin duda, si me dan a elegir, prefiero ahora con 4 que entonces con 1. Estamos entretenidos, sí, pero menos o igual que aquellos padres que están absorbidos por completo por su único hijo o por dos. Las nuestras han aprendido a jugar juntas, y cada vez son más autónomas. De hecho, Topy, con 7 años, ya ducha a Buhína, con 3, y la Gometera, con 5, ya se ducha más o menos sola. Y en cuanto al bebé, no lo tengo siempre detrás, como cuando solo teníamos solo una, lloriqueando y pidiendo que la coja a todas horas (no podía ir ni al baño), sino que va gateando por la casa y es habitual verla en el mismo sitio que sus hermanas, viendo qué hacen, aunque, por supuesto, tampoco nos quita el ojo de encima y de vez en cuando viene a ver qué hacemos o a que la achuchemos. Estoy convencido de que es más feliz nuestra cuarta hija que a su misma edad  nuestra primera.

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  • ¿Son todos deseados?

Esta es la visión ahora del ser humano: vale, no vale, lo deseo, no lo deseo, me sirve, no me sirve. Como si fueran una tele o un coche.

Todos los hijos son deseados, porque, como comentábamos antes, son un regalo, y cuando alguien te dice que tiene un regalo para ti, pues ya hace ilusión y sientes curiosidad. Lo que pasa es que no todos son esperados. En este sentido, todos nuestros hijos son deseados.

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  • No tenéis tele, ¿verdad?

Esta es muy típica, de toda la vida, y creo que no hace falta contestarla, aunque sí os diré que, efectivamente, NO tenemos tele, ni tenemos intención de tener, aunque, cuando me preguntan, contesto que me gusta más mi mujer que la tele.

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  • Serán niñas tranquilas, ¿verdad? Es que mi hijo mayor es un terremoto…

¿Tranquilas? No habéis conocido a la nuestra mayor cuando era más pequeña, y no veáis cuando les da por estar toda la tarde riñendo, o cuando empiezan con celos o envidias. Y ya no hablo de cómo dejan el baño cuando se cambian, o el cuarto de juguetes y media casa después de jugar.

No obstante, también tienen muchos ratos buenos, cada vez más, y eso no es porque sean tranquilas, sino porque, de entrada, al haber más hijos el carácter de cada uno se suaviza, se diluye, al ver que no son el centro de la existencia, y la otra es que estamos muy pendientes de ellas y, la verdad, aunque a veces nos torean, no les solemos pasar ni una, porque si no la casa es un caos. En nuestro caso, hasta ahora, en cuando a niñas tranquilas, hemos ido de peor a mejor. Con la tercera pensábamos que ya no se podría mejorar, pero no, llego Lele y es el colmo de la tranquilidad, en parte supongo que es genético, en parte aprendido.

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  • Claro, 4 niñas. Buscabais al chico y no ha salido. A ver si con el quinto ya sale.

Esto me lo han dicho docenas de veces, y es similar a lo de que nos encantan los niños.

Efectivamente, chicos no tenemos, y quizá en algún momento yo habría querido pero, ¿quiero conseguir un chico a toda costa? ¿Y si no sale el 5? ¿voy a por el 6? ¿O el 7? ¿De verdad es tan imprescindible que tenga hijos de los dos sexos para sentirme feliz y realizado con mi familia?

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¿Y vosotros, qué opináis? ¿Qué cosas os han dicho?