DSC_0032
INTRODUCCIÓN:

Hoy traemos un juego divertido y muy dinámico de cartas para los peques, muy similar en su funcionamiento a uno al que yo jugaba bastante en mis tiempos jóvenes (con diez-doce años) con la baraja española de toda la vida y que, por lo menos por Castellón y alrededores, se llamaba el Hijo P***. Luego, pasados algunos años, oí que había algo parecido llamado Uno o Dos, o algo así (menuda forma de trasgiversar el nombre de un juego, «Uno», ¡menuda chorrada de nombre!).

Pues el que traemos hoy esta formado por una auténtica banda de gatos, donde está el pirata, el gafotas, el pecoso, el ladrón y un montón más de colegas, todos ellos preparados para hacernos pasar una agradable tarde. Empezamos.

 NOMBRE: Miau, Miau

MARCA: Haba

PRECIO APROXIMADO:  5-9 €
INSTRUCCIONES EN CASTELLANO:
EDAD: 5-99 años
Nº DE JUGADORES: 2-5
JUEGO COOPERATIVO: No

RITMO DE JUEGO: Por turnos

DURACIÓN DE LA PARTIDA: depende del número de jugadores y de rondas, 20-30 min.


CARACTERÍSTICAS:

 El juego, como se aprecia en la primera imagen, viene en una caja diminuta de lata, bien resistente, en cuyo interior vienen 52 cartas de un tamaño medio tirando a pequeño, con dibujos muy simpáticos y sencillos de gatos, repartidas en 4 palos diferentes. Además, vienen 6 pequeñas fichas de madera con forma de gatos para contabilizar las partidas ganadas. Obviamente, aunque en las imágenes se vean las cartas plastificadas, os podéis imaginar que no venía de serie, pero el que quiere conservar algo por mucho tiempo algo le cuesta, y realmente vale la pena, si bien las cartas plastificadas caben tan justo en la caja que ya no caben las fichas de gato.

 
FUNCIONAMIENTO:
Se reparten 5 cartas a cada jugador, el cual las tiene en su mano sin que el resto de jugadores las vean. Se pone el resto del mazo apilado boca abajo en el centro de la mesa y se destapa la primera carta y se deja a un lado. A partir de aquí el funcionamiento es muy sencillo: la carta destapada muestra a un gato concreto (el gafotas, el del gorro, el pecoso, etc.) y de un color determinado (rojo, amarillo, verde o azul).
DSC_0033
El jugador debe buscar en su mano un gato que coincida o en la forma o en el color y tirarlo encima. Entonces le toca al siguiente jugador.
DSC_0005
En el momento en que un jugador no pueda tirar carta, roba una del mazo y pasa el turno. Ganará el que se quede sin cartas primero.
Como veis es muy simple, pero no es difícil imaginar que el juego no es simplemente esto, ya que hay gatos que, al utilizarlos, ponen en funcionamiento una habilidad especial, veamos cuales son:
DSC_0034-1– El Comodín: se caracteriza por su nariz roja. Se puede tirar cuando a uno le de la real gana y a partir de ese momento marca el color a seguir.
– El Que Cambia de Color: se tira normalmente, pero una vez jugado, el jugador elige a partir de ese momento qué color es el que vale, por lo que aunque sea, por ejemplo, rojo y se tire después de otra carta roja, si el jugador dice que a partir de ese momento es verde, a tirar verdes tocan.
– El Burlón: te saca la lengua y le salta el turno al siguiente jugador.
– El Pirata: el siguiente jugador roba dos cartas, ¡ale regalito!
– El Ladrón: el jugador, al tirarlo, puede intercambiar sus cartas con las del jugador que quiera, muy interesante.
El jugador que gana consigue un gato y, después de una serie de rondas, quién más gatos tenga gana, si bien nosotros solemos jugar partidas individuales y por tanto más cortas.
 
VALORACIÓN:

 El juego es muy entretenido, pero, en contra de lo que pone la caja, realmente un niño de cuatro años puede llegar a jugarlo relativamente bien, si bien no tendrá todavía la capacidad suficiente de razonamiento como para pensar a medio plazo y anticipar jugadas. Por ejemplo, si el niño puede tirar dos gatos en una jugada, no será capaz de discernir que al tirar uno de ellos va a cambiar de color, lo que va a implicar que en el siguiente turno no pueda tirar ningún gato al no tener más cartas de ese color, no obstante, es una buena ocasión para intentar hacerle razonar y que así aprenda. También les cuesta a veces entender el funcionamiento del comodín. De hecho, a nuestra colaboradora Clara le gustan tanto que, aunque lo tenga en su mano y no pueda tirar otra, a veces prefiere robar carta con tal de no deshacerse de él.

DSC_0015(Aquí tenemos a nuestra colaboradora Eva, vestida de hada, con casi tres años, jugando como una compeona)

Otro problema que encontramos, éste de menor importancia, es que un niño de 4 (o de 5) no es capaz de tener las cartas en su mano, sobre todo si va robando y son muchas, por lo que lo normal es que las ponga sobre la mesa boca arriba alineadas para verlas mejor. Con menos de 5 años todavía no tienen picardía suficiente como para ver qué tiene el otro y así elegir tirar una u otra, pero en caso de que así ocurra, nosotros solemos poner un cartón o similar para que los demás no vean sus cartas.

DSC_0010(Clara, vestida de Caperucita, está valorando qué tirar)

Por otro lado, con un niño de 2 años y medio ya se puede jugar de una forma sencilla, ya que es capaz de ver el gato que hay sobre la mesa y buscar él luego uno en su mano para tirarlo. Incluso se pueden jugar algunas habilidades especiales, como la de robar dos cartas o la de saltar, incluso el comodín.

La desventaja es que las cartas son fácilmente rompibles y deformables y que en ocasiones la partida se puede alargar un poco y los niños se pueden cansar, aunque no es lo habitual.

En conjunto, calidad-precio-diversión inmejorable, ya que es un juego que encanta a los niños.

Actualización de octubre de 2015: Ahora que las niñas tienen casi 4 y casi 6 años, nos lo pasamos «bomba» jugando con ellas, algo que es de agradecer, ya que hay juegos que son pesados para los padres. Con este os divertiréis.

COMPLEJIDAD: 7/10
AZAR: 7/10
HABILIDAD: 0/10
MEMORIA: 0/10
DIVERSIÓN: 8/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 8/10 (¡SENCILLO PERO GENIAL¡)